Descubrir el cicloturismo es, posiblemente, lo mejor que me haya pasado nunca. Sin embargo, no todo fue tan bonito. Te cuento los tres errores de mi primer viaje en bicicleta.
Tres errores de mi primer viaje en bicicleta
Hoy os voy a hablar de los tres errores que cometí en mi primer viaje en bici aunque, primero, para poneros en situación, os voy a explicar cómo fue.
Recuerdo perfectamente la primera vez que me propusieron hacer un viaje en bicicleta. Mi primer pensamiento fue, ¿una bicicleta sirve para algo más que para salir un rato a dar una vuelta? Seguro que no, se va a romper.
También me preocupaba otra cosa: ¿cómo llevo mis cosas? Una tienda de campaña, un saco de dormir, ropa… todo eso no me cabe en una mochila.
Después de que me surgiesen todas esas dudas, decidí buscar en Internet viajes en bicicleta. Ahí fue cuando se iluminó una bombilla en mi cabeza ¡vaya pasada! Sí, hay gente que viaja en bicicleta y tiene pinta de ser una experiencia alucinante. ¡Yo también quiero!
Así fue como decidí, después de un año haciendo Erasmus en Riga y con un montón de emociones y experiencia a mi espalda, volver a casa (o al menos hacer la mitad del camino) en bicicleta. Y, sobre todo, así fue como descubrí el cicloturismo. En un viaje de Riga a Bélgica que se convirtió en un auténtico sueño.
Claro, en ese primer viaje no todo fue de color de rosas: sentí cosas preciosas, experimenté por primera vez la sensación de moverte despacio, descubrí pueblos pequeños por los que de otra manera no hubiese visitado nunca y utilicé, por primera vez en mi vida, la bicicleta durante más de 20 kilómetros. Pero también cometí errores de principiante, hoy te cuento los tres errores de mi primer viaje en bicicleta:
Hice demasiados kilómetros
Hasta ese momento, había montado en bicicleta, por supuesto, pero no para largas distancias. De hecho, para mi estancia en Riga me compré una bicicleta barata para moverme por la ciudad. Sin embargo, jamás había contado los kilómetros que hacía y no tenía un análisis mental de los kilómetros que sería capaz de hacer, de cuántos serían demasiados y cuántos serían suficientes.
Así que me guie por mi amigo, el que me había liado para hacer este viaje en bici. Él es belga y, aunque tampoco tenía ninguna experiencia viajando en bici, al menos sí que sabía lo que eran unas alforjas y sabía que el cicloturismo existía. Por tanto, decidió los kilómetros que haríamos cada día y a mí todo me pareció bien.
Ahora, viéndolo con perspectiva, hubo un fallo claro: hice demasiados kilómetros al día (alrededor de 120). Y, claro, cuando llegaba al destino estaba tan cansada que solo quería tumbarme, no me quedaba energía para nada más.
El hecho de hacer demasiados kilómetros, en realidad tuvo dos consecuencias negativas: el cansancio extremo al que me enfrentaba después de pedalear y, por otro lado, no teníamos mucho tiempo para visitar los pueblos en los que parábamos porque nuestro objetivo era llegar antes del anochecer al destino. Por lo que normalmente solo conocíamos las zonas en las que decidíamos pararnos a descansar un día.
Llevar una mochila enorme no es una buena opción
Había estado un año viviendo en Riga, tenía muchísimas cosas, sobre todo ropa de abrigo que ocupa mucho espacio. Antes de iniciar el viaje en bici envié una caja con algunas de mis pertenencias a casa, pero, aun así, además de lo necesario, que lo llevaba en las alforjas, llevaba la típica mochila de 40 litros encima del portaequipajes agarrada con pulpos.
Esto hacía que la bicicleta pesase muchísimo, no tengo ni idea de cuánto porque nunca lo comprobé, pero muchísimo más de lo recomendado, seguro. Además, tanto peso desestabilizaba la bicicleta y, como encima no estaba acostumbrada, cada vez que paraba, volcaba. En realidad, solo volqué los primeros días, luego ya me acostumbré, pero el hecho de bajarme de la bicicleta era toda una odisea.
Por otro lado, la mochila iba agarrada con unos pulpos. No era suficiente, se me cayó tantas veces que perdí la cuenta. Al final se convirtió en un auténtico estorbo, era muy incómodo estar, cada muy poco rato, parando a colocarla.
Conclusión: llevaba muchas cosas que sabía que no eran necesarias y eso se traducía en mucho peso en la bici. Sin duda, hay que evitarlo.
Hablar más con los locales
Fuimos demasiado a nuestra bola, sin darle verdadera importancia a la gente con las que nos cruzábamos. Sin ser conscientes que ellos harían de nuestro viaje una experiencia. Sin tener en cuenta que, cuando pasase el tiempo, de lo que más nos acordaríamos sería de ellos.
Fue una pena, lo tuvimos en cuenta demasiado tarde. No fue hasta que un día, que ya estaba empezando a anochecer y no encontrábamos un sitio donde acampar, en Alemania, cuando llamamos a la puerta de una casita que encontramos en medio de la nada.
Lo primero que hicimos fue enseñar nuestras bicicletas, a modo “venimos en son de paz, no se asusten”. Les contamos que no habíamos encontrado un sitio donde acampar, en todos los campos del alrededor había un cartel que parecía que ponía prohibido, pero no lo sabíamos (no teníamos internet para comprobarlo) y les preguntamos si podíamos acampar en uno de esos campos que había al lado de su casa con el cartel de prohibido.
Para nuestra sorpresa, nos abrió una pareja mayor, que nos ofreció acampar en su jardín. Nos sacaron una botella de vino, un queso y quedamos con ellos para desayunar a la mañana siguiente. Fue una de las mejores experiencias del viaje y, desde ese momento, cambiamos el chip y comenzamos a interactuar mucho más con la gente local. Todo un acierto.
Seguro que hay algún error más que estoy pasando por alto, pero aquí os dejo los que a mí me parecieron más importantes y los que hay que evitar: calcular bien los kilómetros para hacer etapas cómodas en las que puedas disfrutar de lo que vas viendo a tu alrededor y no llegues exhausto a tu destino, llevar el equipaje necesario, nada de cosas de más y, por último, interactuar más con la gente local: ellos son quienes pueden enseñarte cosas de la zona, de los que podrás aprender y quienes te ayudarán cuando lo necesites.
Si te ha gustado este post, seguramente también te pueda interesar cómo planificar un viaje en bicicleta, aprender a identificar los miedos antes de un viaje o el post en el que hablo de cómo es viajar sola en bicicleta.
Quién soy

Hola, soy Laura, periodista y aventurera. Desde hace algún tiempo viajo en bicicleta y comparto consejos. Todo eso que me hubiese gustado saber antes de viajar.
Recibe la newsletter