Viajar en bicicleta por Gran Canaria (parte 2): de Maspalomas a la Aldea de San Nicolás
La segunda parte de esta trilogía incluye las playas del sur de Gran Canaria, el puerto de Soria y la increíble carretera hasta la Aldea de San Nicolás. El paraíso existe y se llama Gran Canaria.
El viaje en bicicleta por Gran Canaria continúa. Después de un día de descanso en Maspalomas visitando todos los atractivos que esta ciudad tiene que ofrecer (os lo contaba en la parte 1 de esta trilogía), monto las alforjas para dirigirme al primer gran puerto de la isla, desde Arguineguín hasta Soria.
Es importante que sepáis que desde Maspalomas, la única forma de llegar al puerto de Mogán en bici es subiendo por Arguineguín ya que hace un tiempo hubo unos desprendimientos y el Cabildo ha decidido poner unos muros por seguridad e inhabilitar dicha carretera.
Ahora sí, vamos juntas a descubrir la ruta.

Las playas del sur de Gran Canaria
Con todo listo, salgo por la carretera secundaria de Maspalomas, la GC-500 y la voy siguiendo hasta llegar a El Pajar. Son algo más de diez kilómetros en los que voy disfrutando de un paisaje de mar, acantilados, algo de sube y baja pero muy poco desnivel. Es una zona mágica que te prepara para lo que viene después y te hace disfrutar al máximo. Si vas con tiempo te recomiendo que te bajes de la bici para llegar a alguna de esas playas que parecen sacadas del mismo caribe. Agua azul brillante, poca gente y muchos rincones para descansar.
Una vez que llego a El Pajar, hay que desviarse a la derecha para coger la GC-505. Por esa carretera te irás adentrando poco a poco en las montañas. Recuerdo que al principio pensaba, “vaya, esperaba todo un poco más verde”. Pero es porque soy una impaciente, daros algo de tiempo porque vais a alucinar con lo que os vais a encontrar.
Los pueblos antes de empezar el puerto
Al coger el desvío también empezará una ligera subida que apenas notarás. Pasarás por El Sao, Los Peñones, El Horno, Cercados de Espino y Las Filipinas. Todos son pueblos con muy pocos habitantes pero donde abundan los ciclistas. Si tienes cualquier tipo de problema estoy segura que se pararán a ayudarte. Es algo que tienen los canarios: hospitalidad y generosidad no les falta.
Por cierto, muy importante que llevéis los víveres necesarios para pasar un par de días. Cuando llegas a El Horno, a mano izquierda hay un pequeño supermercado donde podrás comprar agua y las cosas básicas que necesites, está regentado por un hombre muy simpático. El día que pasé por allí hacía muchísimo calor y me dio unos cuantos hielos para el bidón de la bici. Encontrarás otro supermercado en apenas un kilómetro pero, el siguiente, está en la cima del puerto y no abre todos los días, cuando yo llegué estaba cerrado (descansan al medio día) por lo que es muy importante que llevéis suficiente agua.

La subida hasta Soria
Justo después de Filipinas empieza la subida de verdad. Son unos 9 kilómetros de vistas increíbles y montañas maravillosas. Querrás parar todo el rato a mirar, a observar. Fue una pena porque el día que yo subía había mucha calima y, aunque al principio me respetó y pude ir disfrutando de las vistas llegó un momento que apenas se veía nada.
Para los que no sepáis lo que es la calima, son partículas muy pequeñas de polvo suspendidas en el aire que proceden del continente africano. Era como pedalear por un camino de tierra cuando tienes un coche delante que va todo el rato levantando polvo y se te va metiendo poco a poco por la garganta…
La subida hasta Barranquillo de Andrés es larguita pero asequible, con peso se puede subir despacio y con paciencia. Hay algo que yo siempre pienso: si yo he podido, tú también podrás. Ahí en Barranquillo de Andrés aprovecha a comprar agua si la tienda está abierta, también me dijeron que en Soria había otra, yo no llegué a ir así que no podría aseguraros si está abierta o no.

El último tramo del primer puerto
A principio de Barranquillo de Andrés, si no queréis llegar a Soria tendréis que coger el camino que va hacia la izquierda. Es un auténtico paraíso, yo fui sola prácticamente todo el rato. Eso sí, es la parte más dura que se hace pesada tras llevar ya unos cuantos kilómetros de subida. Hay bastantes tramos al 13% y 14% y si ves que es demasiado siempre podrás empujar un poco la bici. Además, piensa que queda poco para llegar arriba. Lo habrás conseguido y podrás disfrutar de las preciosas vistas. Y, una vez llegues a la cima, será cuestión de ir pensando dónde dormir, te habrás merecido ponerle fin a la etapa después esos intensos kilómnetros.

El cuarto día de ruta por Gran Canaria
Según donde decidieses dormir el día anterior aún te quedará, o no, algo de subida. Vamos a suponer que dormiste en lo alto del pico y que te toca bajar. Allá vamos, a hacer la bajada más impresionante que había hecho jamás hasta el momento, dejándome llevar por un paisaje totalmente alucinante hasta Pie de la Cuesta. Perdí la cuenta de todas las veces que paré a hacer fotos y a observar los alrededores. Querrás más, pedirás que no se acabe nunca. Te recomiendo que pares en el mirador de la Presa del Mulato y en el mirador del Mulato.

Justo antes de pie de la Cuesta, después de unos 10 kilómetros de bajada tendrás que desviarte a la derecha hacia Veneguera. Habrá un par de kilómetros suaves de subida y, de nuevo, bajada hasta el pueblo. Haz una pequeña parada en el mirador de Veneguera y lee los carteles, te cuentan la historia de las casas blancas y el color tan especial que tienen las rocas. Podrás observar piedras que parece que han sido coloreadas con pinceles: los gases atmosféricos han modificado la composición mineral de las rocas, sobre todo las de la parte interna del cráter, ya que están situadas en la caldera del volcán Tejeda. No os preocupéis que si seguís la ruta os vais a acercar mucho.

Una vez que llegues a Veneguera merece la pena desviarse para recorrer sus calles. Todo casitas blancas y un par de calles con construcciones de piedra que parecen sacadas de un cuento. La iglesia en mitad de la plaza y en un enclave entre montañas que transmite paz.
El segundo puerto
Después de Veneguera empiezan siete kilómetros de subida que, comparados con el día anterior, son mucho más asequibles. De nuevo las vistas impresionantes. Una vez en la cima tocará bajar hasta llegar a la Aldea de San Nicolás donde, en la próxima entrada del blog, os contaré qué no os podéis perder de este singular pueblo.
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Continuará…
Quién soy

Hola, soy Laura, periodista, economista y aventurera. Desde hace algún tiempo viajo en bicicleta y comparto consejos. Todo eso que me hubiese gustado saber antes de viajar.
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